Régimen y sistema político. Corromper dentro de un marco legal.

José Luis Ortega Vidal

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Podemos dar continuidad al análisis sobre la realidad política mexicana actual desde la teoría de la Ciencia Política o ir directamente a los hechos.

Combinemos.

Dimos inicio con un acercamiento al llamado régimen imperante en nuestro país a partir de la Revolución de 1910.

De manera más específica al conjunto de coyunturas históricas de cuyo seno nace el régimen de partido único –contexto de la pacificación postrevolucionaria, guerra cristera, cardenismo, evolución del PNR al PRM y finalmente al PRI- vigente hasta el año 2000.

Resulta esencial, por ello, distinguir conceptos de la teoría y la praxis política: Régimen Político, Sistema Político, Modelo Económico.

Antes del régimen vertical, impositivo, dominante, antidemocrático de pacto cupular entre una oligarquía económica vinculada a cacicazgos y sectores de poder de derecha, al clero, impulsora de una clase media impedida de participar en la toma de decisiones de poder a no ser dentro de la militancia priísta –como la sociedad toda- México vivió el régimen dictatorial de Porfirio Díaz.

Norberto Bobbio define el régimen político como “el conjunto de instituciones que regulan la lucha por el poder y el ejercicio del poder y de los valores que animan la vida de tales instituciones”.(Concha, Miguel; La Jornada, 2018) (1)

Con Porfirio Díaz nuestra joven nación vivió una etapa, un proceso histórico, donde se combinaron esclavitud, feudalismo y un capitalismo en cierne.

Esta combinación generó en buena medida las condiciones para brotes revolucionarios previos al de 1910 en diversas partes del territorio nacional.

Porfirio Díaz generó las condiciones para la erupción del volcán al que alimentó durante más de tres décadas.

El régimen porfirista no impulsó ni respetó elementos de un sistema político sólido basado en estructuras institucionales democráticas, enfocadas a la justicia social.

La Constitución de 1917, impulsada por Venustiano Carranza, es la base del sistema jurídico sobre el cual surge el Estado mexicano actual.

Lo propio ocurrió con la Constitución de 1857, impulsora del Estado mexicano moderno.

Es decir: normas no han hecho falta, nuestro fracaso como nación estriba en buena medida en la ausencia de respeto a las mismas a la hora de ejercer el Poder.

A propósito de regímenes antidemocráticos y alejados de la justicia social el porfiriato fue protagonizado por un dictador y el régimen priísta por un cónclave de hombres: desde Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles hasta Ernesto Zedillo Ponce de León. Por la oligarquía empresarial de derecha vinculada al clero. Por grupos de poder: cacicazgos en regiones, entidades federativas, zonas geográficas. Por sectores: sindicatos como los de maestros, petroleros, burócratas incluidos en el corporativismo. Por intereses extranjeros: la CIA y sus operaciones en México a lo largo del siglo XX bajo acuerdos con gobiernos federales sucesivos.

Aclaro, el corporativismo sindical no es de origen sino de imposición.

Hay revolucionarios y demócratas en la historia de la lucha sindical mexicana así como en movimientos sectoriales: ferrocarrileros, magisteriales, de médicos, agrarios, por citar cuatro capítulos.

En todos los casos el régimen postrevolucionario utilizó la violencia para imponerse.

El llamado glorioso ejército nacional mucho tiene de complicidad con la élite del Poder hegemónico; hay mucha literatura al respecto como existen incontables acontecimientos que la alimentan.

Recuerdo dos: el movimiento estudiantil de 1968 y la matanza del jueves de Corpus en 1971.

El objetivo trazado por la llamada 4ta Transformación busca un ajuste histórico a partir del entierro del régimen que no terminó con la llegada de la democracia al país.

Esto es, el triunfo de Vicente Fox bajo la bandera del Partido Acción Nacional en el año 2000 ocurrió bajo un sistema democrático pero su praxis política dio continuidad a la esencia del viejo régimen.

El surgimiento del Instituto Federal Electoral (IFE) en 1990 sienta las bases para el triunfo opositor de Fox.

En términos ideológicos y estructurales dicho triunfo tiene -entre otros- tres antecedentes históricos muy importantes: la reforma política impulsada por Jesús Reyes Heroles en 1977, la caída del sistema electoral –es decir el fraude en contra del candidato Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano- en 1988 y la conformación de una mayoría opositora en la LVII Legislatura de la Cámara de Diputados en 1997.

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Hay entonces elementos claros para contextualizar el objetivo que mueve a la 4T en México.

Resulta fundamental no confundir el concepto de régimen político con el de sistema político.

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“Sistema Político. Se refiere al conjunto de grupos y procesos políticos que interactúan en un entorno histórico y cultural y se caracterizan por cierto grado de interdependencia recíproca que se expresa en las prácticas, hábitos, rituales y reglas no escritas que organizan la competencia por el poder político entre los actores y, específicamente, entre la clase política.

Norberto Bobbio aclara que cuando se refiere a un sistema político no se aborda a la totalidad de fenómenos vinculados al adjetivo “político” sino a la generalidad del fenómeno. Entre los aspectos a considerar están: 1) los espacios donde se forman las decisiones que guían a una comunidad política, 2) los fenómenos sociales trascendentes en la conformación del poder político, 3) las relaciones de entradas (input), salidas (output) y retroalimentación (feedback) entre la clase política y su lucha por el poder, 4) los procesos y subprocesos políticos interactuantes y dependientes entre sí por medio de reglas, 5) y la movilidad de las reglas siempre sujetas a cambios y externalidades que las van modificando en el tiempo.” (1)

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La democracia aparece en el régimen tanto como en el sistema político.

Ahora bien, la democracia no es un objetivo en sí mismo sino un método o forma de arribar a un objetivo: el desarrollo y justicia social, por ejemplo.

La corrupción, a su vez, no consiste sólo en violar la ley.

Se puede corromper dentro del contexto legal.

Un ejemplo: la ineficacia, la torpeza en el ejercicio del poder son formas de corrupción.

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